viernes, 27 de junio de 2014

Pure love.

Uno se enamora sin permiso ... Soborna el tiempo de clase, dibuja corazones en el cuaderno y en el aire... Diez mariposas inquietas en la panza, disfrutaban de su saludo...y me pintaban brillitos en la mirada. Una mala nota incomprendida, no justificaba todo eso que no podía explicar con las palabras. Doce años de diferencia... Casi nada... Mi secreto en la mochila cómplice de mi profundo amor; para ese entonces solo tenía dieciséis años, la edad suficiente para estar enamorada del amor... Yo creo que sí él lo hubiese sabido... Me esperaba los dos años que me faltaban, para ser todo lo que mamá soñaba que fuera yo... Pero en fin, ahora solamente puedo decir que mis sentimientos hacia a él no han cambiado y no lo harán, pero una palabra suya me silenciará para siempre.

lunes, 16 de junio de 2014

Sentimiento con aroma a café.

Quizá nunca lo leas y creo que ese es el principal motivo por el que lo escribo aquí… Pero si algún día llegaras a hacerlo, necesito que sepas algo. Te quiero y te extraño como no pensé hacerlo. Tengo unas ganas tremendas de que me abraces y no sé por qué siento que si no lo haces pronto empezaré a alterarme. Sinceramente no sé desde cuándo es que me haces tanta falta, pero hoy que está a punto de llover siento que te necesito. A mi lado. Ahora.

sábado, 15 de marzo de 2014

Selfie

«Pal´ face», ¿cuántas veces no hemos oido o dicho esta expresión?.

Hace unos días en mi trayecto de regreso a casa, vi lo jamás hubiera imaginado; el impacto que han tenido las redes sociles y la tecnologia en nuestros días, que ya hasta los adultos mayores forman parte de esa forma de vida, la señora «Julia» de aproximadamente 55 años sorprendio a mi ser al verla posando en el autobus para sí misma y sin importarle lo que las demás personas pensarán de ella o comentaran «cuchicheandose» entre ellos, y es que ya es tan "común" o "normal" que te tomes fotos a ti mism@ que aunque lo hagas en el lugar menos esperado a los demás no les cause tanta impresión.

Atrevidamente al termino del viaje le pregunte por qué lo hacía y ella me dijo que sus nietos le habia obsequiado el móvil que portaba. Poniendo como condición que una vez a la semana se tomaría una foto en el bus de camino a casa de éstos, con la mejor pose que tuviera. Tal vez al igual que yo algunos pensarian ¿y con eso qué ganan o por qué se lo piden?, bueno la respuesta a ésta cuestión fue simple, "ellos sólo tienen cuatro y cinco años, el amor que una abuela tiene por sus hijos y nietos es indescriptible y totalmente desinteresado, a mi me da gusto que mis nietos me encuentren linda y capaz de utilizar este tipo de artefactos de alta tecnologia, soy vieja y se que algun día ya no los veré, asi que es mejor que cumpla con lo que este en mis manos para verlos felices sabes. He visto que los jóvenes de ahora se toman fotos en cualquier lugar, sin importarles nada, la edad no importa si se trata de realizar cosas nuevas y a mi en lo personal no me importa si se burlan o desconsertan de lo que hago, supongo que todos en algun momento hemos hecho cosas ridículas..."

En el autobus, en el metro, en los parques, en el tren y hasta en los baños públicos se realizan todo tipo de sesiones y poses para que tu «selfile» sea perfecta sin importar la complexión que tengas, el sexo que seas y hasta sin importar la edad que tengas, todos o bueno casi todos, seguramente hemos posado «Pal´ face»...

jueves, 6 de marzo de 2014

Espera.

No hemos tenido una cita pero nos vamos conociendo con cada día, un poco más.
Sabes de mis amigos, sé de los tuyos; te preocupas por mí cuando caigo enferma y te pregunto por tu día para darme cuenta de lo encantador que eres.
Hemos bailado a distancia, dibujándonos sonrisas en una pantalla y hemos pensando uno en el otro.
Tenemos mucho que hacer, kilómetros por recorrer y seguir conociéndonos a cuenta gotas…
Aunque no hayamos tenido una primera cita, pero pronto llegará el momento en que nos encontraremos para vernos directamente a los ojos.

viernes, 21 de febrero de 2014

De cómo no enamorar con poesía

A usted que me curva la sonrisa y los tequieros. A quien desearía poder aterrizarle en la parte interna de los parpados, de los párrafos. A usted a quien quiero de manera absoluta, aunque a usted le sea absolutamente indiferente.

A usted que ni siquiera sí decide quedarse podría escribirle algún verso decente porque sería demasiado feliz para ser poeta.

A usted que con un solo beso genera cortos circuitos en mi sistema nervioso, que con una caricia hace disfuncional mi sentido del tacto, y con un “te quiero” … bueno usted con un “te quiero” lo lograría todo.

A usted que tiene un millón de otoños muertos entre cada pestaña, y todas las primaveras del mundo entre sus labios, su sonrisa.

A usted que leyó esto, le pido el favor y de antemano le agradezco que a pesar de estos 4 párrafos, aproximadamente16 comas y 9 puntos, dos tequieros y una sonrisa
No se enamore de mí, porque sería demasiado feliz para ser su poeta.



«Miércoles 9 de octubre 2013»

miércoles, 12 de febrero de 2014

De amores platónicos

Seamos sólo un dulce amor platónico, no te toco, no me tocas. No te hiero, no me hieres. Ni me alejo, ni te acercas. Sólo la distancia necesaria para seguir sintiendo esto por tí. No te amo, no me quieres. Pero me importas. No te tengo, no me tienes. Y así el dulce amor platónico nunca se acaba, y si se acaba, no lo sientes.

miércoles, 5 de febrero de 2014

De cafés.

Podría hablar de café, a la gente le gusta el café, el café recién tostado y molido es tan sensual, una taza de café por las mañanas es estimulante y si se bebe en compañía de “ese alguien ” resulta afrodisíaco y excitante. Podría hablar de café, caliente, aromático, bien cargado y dulce. Una taza de café que te despierte o te ponga a soñar en unos brazos. Podría decir tantas cosas y compararlo con el amor, con el sexo, con el llanto o la lluvia, pero me limito a probarlo, a beberlo, a revolverlo con té y jugar a adivinar el futuro con el asiento arenoso que deja al fondo de la taza. Podría hablar del café, pero me limito a escribir del otro. De ese que es profundo e hirviente, de ese que acelera mi corazón y pone a volar mi mente. Ese que quiero me encierre, me apachurre, me desnude, me acaricie. Ese café que pone a temblar mis piernas y me dilata las pupilas. Ese café no liquido ni molido, sólo tostado y perfecto. El de tus ojos amor, el de tus ojos.

sábado, 1 de febrero de 2014

Hoy...

Me recosté y me puse a leer todas esas notas y cartas que te he escrito, todas y cada una de ellas; las medité, y sin mucho que pensar, acepté que no sólo me gustas, y que no sólo te quiero, sino que mi sentir va más allá de lo que pudiera expresar, aún con el léxico más amplio del mundo entero.

Porque cuando digo que te extraño, hablo no sólo de tu presencia, sino de todas esas cosas que implica estar contigo, el estómago hecho remolino, la cabeza a punto de explotar, el corazón acelerado y mi mirada desorbitada.

Porque cuando digo que te quiero, no me refiero únicamente a estar besando tus labios o abrazando tú cuerpo, ni siquiera hablo de acariciar tus mejillas. Hablo de escucharte, molestarte, a picar tú panza y reír como locos, a rayar tus libretas y escribir en ellas notitas como niña pequeña.
Cómo me gustaría darte a entender todo esto, pero necesitaría de toda una eternidad para poder darte una pista de cuánto te quiero, de cuanto me encantas y de lo mucho que quiero estar y ser contigo.

domingo, 26 de enero de 2014

Café León

Me lo encontré en un café de la plaza León. Miraba el periódico, tan fresco como siempre. Deduzco que no me vio, conociéndole se hubiera levantado gustoso buscando un abrazo.

Estaba en su mesa la cerveza de costumbre y en su mirada la pasividad de antaño.

Ojeaba una a una las páginas, revisaba las letras, las contenía en su cabeza. Yo no estaba tan lejos, sentada con un vestido blanco cuya textura le encantaría, reviviendo los recuerdos que de choque volvieron al mirarlo. Yo sabía que él sabría, por eso no lo busque, porque la vida enreda y ya había muchos nudos entre nosotros.

Proveniente de algunos de los lugares aledaños se escuchaban carcajadas satinadas de alcohol, risas de infantes clavados en el agua. Era un día bello y los colores tomaban aromas e, incluso, formas que saturaban el placer. Yo pedí café, ese con el que me estallaba la cabeza desde que tenía 14 años, lo pedí para recodarlo, para olerlo mientras lo miraba de lejos. Mientras el humor de la comida poseía mi sentido del olfato, las memorias fueron las responsables de alejarme de aquel delicioso presente.

Ambos jóvenes en un cuarto que atestiguaba la vulnerabilidad de la desnudez, hablando de planes estúpidos, de dramas inconcebibles; el mejor momento de mi vida. Cuando la incertidumbre representaba el todo y vivir al compás de sus caricias era la única ambición; cuando las caminatas por la ciudad eran comunes y el arte de estrechar las manos y apretujar los cuerpos estaba mas que perfeccionado. Lo pensaba en aquel lugar fumando mientras sabía que sería feliz. Me recordaba amándolo.

Y no sabía cuántos años habían pasado, quizá 10, quizá menos; tampoco sabía en qué lugares había estado ni cuántas mujeres habían tenido el placer de conocerle. Me di cuenta de que aún retenía en mi cabeza la imagen de la última vez en que lo vi, y el contraste al comparar era incómodamente obvio. Ahora éramos un hombre y una mujer respectivamente, envueltos en esa vida adulta que pretende hacernos parecer inteligentes.

De la nada cerró el periódico y por instinto vano agaché la cabeza, no sabía si miraba en mi dirección, o peor aún, si me había reconocido; mi as bajo la manga eran mis lentes de sol, buena distracción en la mayoría de las ocasiones. Cuando por fin miré, el se había ido; había en la mesa un pequeño papel blanco con unas cuantas monedas. Mi estancia en aquel café sólo era para matar tiempo pero irónicamente terminé reviviéndolo; suspiré, como ya era costumbre cuando de él se trataba, dejé el precio del americano y salí.

Aproximadamente 10 pasos afuera de la puerta del Café León alguien jaló suavemente de mi bolso; mientras me giraba pude escuchar que de sus labios se emitía un tenue:

- ¿Linda?

Y la puesta del ocaso iluminó la más honesta sonrisa y la dicha más certera de un corazón reencontrado.






«Ana Ramírez; CLTRA CLCTVA»

miércoles, 15 de enero de 2014

La osadia del miedo

He tenido el infierno a mi lado
y su suspiro de hielos aún gotea en la bañera.
La he ido llenando de sal para que todos creyeran
que era de lágrimas.
Y he dejado reposar la mentira como si fuese un naufragio,
como un dolor que al menos yo podría controlar.

No es casual que el triste de una mirada
reluzca como el olvido
y es absurdo intentar justificar el deseo
en recaídas.
Todos, siempre, tenemos más miedo de los daños
que ilusión por la vida.

Y lo entiendo.

Pero he limpiado la ceniza
y he abierto las ventanas y cerrado el sumidero
y he comprado bombillas, libros, hachís
y cerveza.

Y he añadido nuevas canciones al playlist.

Verme a mí mismo sonreír
como una puta revolución, pero por dentro,
y a mi lado el deseo y su ramo de dudas entre los gusanos
por si los muertos no asustan.

no sé si me entiendes, pero yo sí.
A veces me cuesta tanto explicarme.

Y ahora parecemos incómodos en nuestras canoas,
como si se nos mojaran los pies
o no quisiéramos seguir remando.

Como si quisiéramos estirar un poco las piernas.

He tenido que separar sentimientos, diferenciarlos,
darles una estructura, concederles el derecho a réplica
y dictar una sentencia con fórmula de pregunta,
de callejón sin salida,
de gol sin red.

Es decir: he tenido que enhebrar el desorden
en que sobrevivo
juzgando a cada miedo por su osadía.

Y sonrío, al fin
sonrío.
Tranquilo como un charco que ya nadie pisa
y todos bordean.
Pero hirviendo por dentro, como si pudiera evaporarme
con solo escribirlo.

Me voy a desnudar y a meterme en la cama.
La puerta está cerrada, pero dejo la ventana abierta.
Solo tú podrías entrar.

Hay cerveza en la nevera, hachís encima de la mesilla
y poesías por todas partes.
Tespero soñando.
No me despiertes si no es para follarme.

Un beso.
O mejor varios...


memories

14.05.13

No te voy a decir que te amo simplemete porque es muy pronto.
Pero eres el tipo de persona que podríaamar toda mi vida como una loca.

Cambiaría mis expectativas y le das un giro a mi vida sin siquiera intentarlo.

No te voy a decir que te amo porque aún no te conozco.
Porque no sé si planeo emplear esa palabra en un futuro.
A veces los «te amo» mas lindos son los que se dicen con acciones, no con palabras.