Muchas veces solemos abusar de la palabra “amigo”...
Una vez aprendí que la amistad es mucho más que compartir buenos momentos. También, que lo que sí es auténtico y verdadero es que solo unos pocos se preocuparán sinceramente de cómo te encuentras, y aún muchos menos te acompañarán en los malos momentos.
Por eso, la amistad es probablemente la representación terrenal más perfecta del amor. A diferencia de otro tipo de relaciones habituales, la amistad es un vínculo que se escoge, no viene determinado ni se hereda como sí sucede en la familia. En la amistad no existen como tal los compromisos ni la exclusividad.
Siendo consciente de todo lo anterior, ¿alguna vez te has parado a pensar cuántos amigos tienes? O mejor dicho ¿cuántos de tus amigos son verdaderos o auténticos? Lo cierto es que solemos abusar en muchas ocasiones de la palabra “amigo”. Seguramente en tu vida disfrutes y compartas tiempo con infinidad de personas con las que te diviertas y lo pases bien, pero estos no tienen por qué ser tus amigos.
El ser amigo de alguien va mucho más allá de simples momentos, de compartir tal vez clases en el colegio, de reír de vez en cuando; el ser amigo es compartir los buenos, los malos y los exclusivos momentos, es apoyarte en ese alguien cuando caes y sabes que siempre está ahí cuando lo necesitas, ese alguien que se ríe contigo cuando las has regado, que se sienta a tu lado sin decir nada y solo escuchar lo que tanto te aflige para después brindarte un abrazo de esos que te reconstruyen por completo; el ser amigo es no perder ese anhelo de compartir entre ambos lo que pasa a diario, es decir tonterías y aguantar los malos chistes, es cuando después de un largo tiempo de no verse te brillan los ojos al encontrarlo, es darle lo mejor de ti y que aún en sus miles de defectos vean las millones de virtudes que tienen ambos.
El ser amigo es no darle tanta importancia a las discusiones, es disfrutar y aceptar de los diferentes puntos de vista del otro, es abrir la mente para comprender sin sentirse ofendido, es preocuparse el uno por el otro cuando enferma, cuando no ha comido, cuando se siente "no sé cómo", es estar ahí siempre y deleitarse con la presencia de ese alguien. El ser amigo es ser tú mismo sin fingir ni esconder nada, es querer sin medida y sentirse querido de igual manera.
Algunas veces encuentras en la vida una amistad especial: ese alguien que al entrar en tu vida la cambia por completo. Ese alguien que te hace reír sin cesar; ese alguien que te hace creer que el mundo está lleno de buenas cosas. Ese alguien que te convence de que hay una puerta lista para que tú la abras. ¡Esa es una amistad eterna!